¿Cómo podemos reconocer y que debemos hacer como cristianos con aquellas personas que se oponen a la enseñanza y obediencia de la doctrina?
Objetar, enfrentar, rechazar, contrarrestar,
contradecir, refutar, negar.
Entonces, ¿Qué entendemos a oponerse a la doctrina?
Es aquella persona que objeta, se enfrenta, rechaza,
busca contrarrestar, contradecir refutar o negar, las enseñanzas, mandatos,
ordenanzas establecidas en las Sagradas Escrituras.
Lamentablemente dentro del Pueblo de Dios podemos
encontrarnos con muchas personas que tienen estas características, y esto viene
pasando desde que el Hombre es Hombre, desde la caída del hombre siempre ha
estado en franca oposición a la doctrina o mandatos establecidos por Dios.
Dios en su infinita sabiduría se tomó el cuidado de
dejar muy bien descrito a estas personas que muchas veces están disfrazadas
dentro de nuestras congregaciones, pero que están allí con el propósito
definido de contradecir y oponerse abierta mente a la sana enseñanza de las
Sagradas Escrituras y confundir a los más débiles en la fe.
Por ello es de suma importancia estudiar la Biblia
para poder identificarlos ya que como antes mencione esta como excelente guía
nos muestra cómo identificarlo y no solo nos guía a eso sino que nos da
instrucciones precisas de cómo lidiar con este tipo de personas que se
encuentran dentro del Pueblo de Dios.
II. ¿Cómo los describe las Sagradas
Escrituras?
A.
Son
personas Ignorantes (1Tim 6:4)
i. Que se enorgullecen como supuestos maestros, pero que
en realidad no saben lo que dicen.
ii. Muchas veces comienzan a sentirse importantes dentro
delas iglesias, pero en realidad se están engañando a sí mismos (Gal 6:3)
iii. Esto sucede cuando se coloca en puestos de liderazgo y
enseñanza a personas recién convertidas ( 1 Tim 3:6)
iv. Ya que comienzan a creer que saben mucho más que el
resto de sus hermanos, pero Pablo les dice que no saben nada. (1 Cor 8:2)
v. Son personas que pretenden ser maestro y de estar muy
seguros de lo que enseñan pero en realidad es que ni ellos saben lo que están
enseñando. (1 Tim 1:7)
B.
Son
personas que padecen la enfermedad de las discusiones y palabrerías (1 Tim 6:4)
i. El pasaje nos muestra que estas personas están
obsesionadas y tienen un interés morboso en entrar siempre en contienda con los
demás por significados de palabras, términos especiales y por esas cosas
siempre están discutiendo.
ii. No se puede confiar en ellos pues actúan sin pensar,
dice la Biblia que estos no confían en Dios, y casi siempre hacen lo que les da
la gana (2 Tim 3:4)
iii. El Apóstol Pedro los describe como animales que nacen
para ser atrapados y matados (2 Ped 2:12)
iv. Pedro también
los describe como personas que para impresionar a la gente dicen cosas muy
bonitas, pero que en realidad esas frases no sirven de nada. Obligan a otros a
participar de sus propios vicios y malos deseos que en realidad no pueden
ayudar a casi nadie a dejar de pecar (2 Ped 2:18).
v. Judas los
describe como personas que insultan hasta lo que no conocen ya que se comportan
como animales, que conocen las cosas pero no las entienden, y por eso terminan
destruyéndose a sí mismas. (Jud 1:10)
III. ¿Qué nos ordena Las Sagradas
Escrituras que debemos hacer con estas personas?
A.
No
merecen nuestra hospitalidad (2 Jn 10)
i. Toda persona que se acerque a nosotros con una
doctrina distinta a la expresada en Las Escrituras. A estos ni lo recibamos en
nuestra casa y ni le demos la bienvenida.
ii. En el A.T a los falsos profetas se les debía llevar
ante el jurado y estos debían condenarlo a muerte y una muerte a pedradas. ( Dt
17:5)
iii. Pablo nos pide que estamos atentos vigilantes de este
tipo de personas ya que causan pleitos dentro de la iglesia por estar en contra
de la doctrina y nos exhorta a que nos alejemos de ella (Rom 16:17)
iv. Pablo nos dice que ni siquiera debemos tener amistad
con ellos ya que haciéndose llamar cristianos en realidad son unos malvados que
no obedecen la doctrina del Señor, Pablo recalca que ni siquiera deberíamos
sentarnos a comer con ellos. (1 Cor 5:11)
v. Pablo nos pide que nos alejemos de estas personas que
se hacen llamar cristianos pero que no trabajan, ni viven según de acuerdo a
las enseñanzas de las Sagradas Escrituras. (2 Tes 3:6)
vi. Pablo nos exhorta a que hagamos esto para que ellos
sientan vergüenza y busquen a Dios ( 2 Tes 3:14)
B.
Debemos
Cuidarnos de ellos (Mt 7:15)
i. El Mismo Jesucristo nos advierte sobre ellos y nos
pide que nos cuidemos de estos ya que se nos presentan como indefensas ovejas,
pero que debajo de ese disfraz se esconden lobos rapaces que lo que quieren es
destruirnos.
ii. Judas nos dice que debemos ser así de cuidadosos de
estos porque ellos no tienen el Espíritu de Dios.
Conclusión y Aplicaciones:
Entonces: ¿Por qué si las Sagradas Escrituras son tan
claras y precisas en la descripción y nos da la metodología que debemos seguir
cuando nos encontramos con este tipo de personas dentro de nuestras iglesias y
vida en general nos negamos a reconocerlos y aplicar las ordenanzas dadas?
Muchas veces queremos ser más buenos que Dios, y somos
indulgentes y pasivos ante estas personas, y permitimos que estos poco apoco y
aun abiertamente enseñen falsas doctrinas y abiertamente contradigan las
enseñanzas bíblicas, confundiendo a la iglesia.
El Señor nos previene de una manera general acerca del
camino que siguen los muchos en materias religiosas. No siempre es lo más recomendable pensar como otros piensan y
obrar como otros obran; o adoptar las opiniones de moda y nadar con la
corriente. Jesús nos dice que el camino
que conduce a la vida perdurable es angosto y que pocos son los que lo
siguen; en tanto que el camino que conduce a la perdición eterna es ancho, y
los que lo transitan son muchos. Estas
verdades son terribles, y debieran impulsar a todo el que las lee a hacer un
detenido examen de conciencia, y a preguntarse a sí mismo: "¿Cuál de
estas sendas es la que yo sigo?"
Todos nos encontramos en una de las dos.
El Señor nos previene contra los falsos maestros que
suelen aparecer en el seno mismo de la iglesia. "Guardaos," dice,
"de los falsos profetas." El
enlace que este pasaje tiene con el que le precede es bien notable.
¿Queremos mantenernos lejos del camino ancho? Entonces tenemos que guardarnos
de los falsos profetas. En todos tiempos
los habrá. Empezaron á aparecer en los días de los apóstoles: aun en aquel
entonces se sembró la Semilla del error. Y desde esa época, no han dejado de presentarse aquí
y allí. Estemos alerta.
Muy necesario es hacer esta advertencia. Millares de
personas hay que están prontas á creer cualquier cosa que oigan, si emana de
los labios de un ministro que haya
recibido las órdenes sagradas. Se olvidan que los lideres están tan sujetos á
error , pues no son infalibles y sus enseñanzas deben ser pesadas en la balanza de la Escritura. Debe
creérseles y seguir sus consejos hasta el punto en que sus doctrinas se ajusten
á los preceptos de la Biblia: pero no un
ápice más allá. Y debemos conocerlos por sus frutos. La profesión de sanas
doctrinas y la vida piadosa son los distintivos de los verdaderos ministros
del Evangelio. Recordemos esto, y
convenzámonos de que las equivocaciones de nuestro pastor o maestro no pueden servirnos para excusar
las nuestras. Si un ciego guía a otro
ciego ambos caerán en el hoyo.
¿Y cuál es el mejor preservativo contra las falsas
enseñanzas? Sin duda que el estudio constante de la palabra de Dios, precedido
de una plegaria por el auxilio del
Espíritu Santo. Nos fue dada la Biblia para que nos sirviera de "lámpara a
nuestros pies y de lumbre a nuestro camino." Sal 119:105. Es casi
imposible que se extravíe el que la lea
de la manera debida. Es el descuido en leer la Biblia lo que expone a tantos a
ser víctimas del primer maestro falso que oigan.
Tengamos, pues, presente la amonestación de nuestro
Señor. El mundo, el demonio y la carne no son los únicos enemigos que amenazan al cristiano: hay otro más y es
el falso profeta, el lobo con piel de oveja. Feliz el que, después de implorar
la ayuda divina, examina con cuidado la
Biblia, y aprende á distinguir la verdad del error.
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